Seda de Alessandro Baricco | Comentario personal

Spoiler Alert! 

"No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió" cantaba Joaquín Sabina allá por 1990 y en la misma década Alessandro Baricco lanzó esta novela.  Cuando terminé de releer Seda, a mí me dio por pensar en esa canción, o más precisamente en esa frase.

Lo que pasa es que yo creo que si, "sí hubiera pasado", pues simplemente hubiera pasado  y no se habría convertido en la obsesión, en la que se convirtió a este hombre.  

Creo que pocas personas podrían afirmar nunca haber añorado algo que solo existió en su imaginación.  Pero la añoranza fue real, porque los sentimientos son lo que son, más allá de nuestra mente racional.  

Para mí, Hervé Joncour vivió un espejismo de un amor con una mujer a la que nunca jamás le puso un dedo encima,  con la que no cruzó ni una palabra, con la que vivió acaso un mágico juego de miradas.  Todo lo demás estaba solamente en cabeza, incluso la percepción de que la chiquilla moriría por él si no regresaba y que tal como le dijo Madame Blanche, no era verdad y que él lo sabía.  Pero él no quería saberlo, él quería que fuera cierto, porque necesitaba el ardor de ese amor que estaba en su cabeza.  "No morirá y usted lo sabe. Sin volverse, Hervé Joncour apoyó los billetes en la mesa, abrió la puerta y se marchó."

Desde mi punto de vista, lo que les acometió a él y a la 'japonesa' en cuestión, fue un amor infantil que no llegó a consumarse.  Un auténtico flechazo, de esos que a menudo, nos llevan a las puertas del amor urgente, pero que cual llamarada incendiaria, se apaga sin más, a las primeras de cambio.

Hervé Joncour vivió con su esposa Hélene un amor real.  De esos que tienen altos y bajos, tanto tiempos de pasiones desbordadas, como tiempos de calma y hasta de desgano, uno de esos amores que se cocinan quizá a fuegos menores, pero que a veces traen consigo la fortuna de una vida en paz. "Tenía la inatacable serenidad de los hombres que se sienten en su lugar."  [acaso porque estaba donde tenía que estar...]. 

Los viajes son puertas a mundos insospechados e infinitos, siempre he pensado que cuando viajamos nos volvemos bastante menos rígidos que en nuestra vida cotidiana.  Al releer Seda, me sorprendió la forma en que me atrapó la historia a pesar de que, aunque había olvidado detalles, no era uno de ellos el giro  inesperado del final.

Seda es un libro tan lleno de sutilezas, que si bien siempre decimos que no todos leemos el mismo libro, creo que particularmente con un libro como éste que nos deja inferir tanto, no hemos leído el mismo libro, no lo vamos a recordar de la misma manera, pero va a ser bien bonito recordar nuestras reuniones y la puesta en común que es lo que nunca, jamás, vamos a olvidar.

Porque el libro en sí nos da para que cada uno se imagine una historia absolutamente diferente  de lo que pasó, o las respuestas a algunas preguntas que nos hayan quedado.  Una de ellas para mí es  ¿Cómo pasó que Baldabiu  y Hélene tenían tal complicidad que le  contó  sobre la chica?, porque él le tuvo que haber contado, ya que Hélene no tenía otra manera de enterarse, no había forma  de que ella supiera que esa chiquilla existía,  por eso a mí me cabe la pregunta sobre cómo fue esa amistad entre ellos, que él incluso le presentó a Madame Blanché, o si no, cómo podría haber pasado lo de la carta  —No fui yo quien la escribió. Silencio. —Esa carta la escribió Hélene. —Ya la había escrito cuando vino a verme. Me pidió que la copiara en japonés. y yo lo hice. Es la verdad. O lo del anillo de flores en la tumba que a mi parecer fue un signo de complicidad entre las dos mujeres ya que ese anillo de flores azules era el símbolo personal de la Madame. "De regreso a la capital, ostentaban en el ojal de la chaqueta pequeñas flores azules, las mismas que ella llevaba siempre entre los dedos, como si fueran anillos."  

Otra pregunta que me hice es ¿por qué Hara Kei no mató a Hervé Joncoure?, cuando podía matarlo, él tenía el poder y podía hacerlo.  —Es un fusil, francés. No levantes la mirada, te lo ruego.

Entonces, ante esas preguntas que me surgieron yo he formulado mis propias respuestas.

  • Baldabiou y Hélene eran dos personas que se amaban, en mi novela particular hasta podrían haber sido amantes, pero no de los que se pierden en pasiones sexuales y hasta se destrozan la vida, sino de los que se saben acompañar y ambos amaban a Hervé Joncour.  Creo que la amistad entre ellos surgió cuando Hervé se iba de viaje y se acompañaban mientras aguardaban su regreso (cada uno por distintos motivos). Para mí, en ese tiempo surgió entre ellos esa amistad que hizo que él le contara a Hélene la verdad sobre Japón, porque ella lo tenía que saber.  Sólo a Hélene no fue capaz de mentirle. —¿Es realmente necesario que vaya, Baldabiou?
    —No.
  • Aunque se puede considerar que Baldabiou faltó a su lealtad a Hervé Joncour, realmente sí, pero no del todo, porque también lo podría haber dejado que se fuera a su suerte con su pisto, pero no solo no lo hizo, sino que tal como le dijo a Helene, se aseguró de que volviera no solo por ella, sino por su compromiso con quienes habían dado el dinero para su viaje. —¿Entonces por qué lo hace? —Yo no puedo detenerlo. Y si él quiere ir allá, sólo puedo darle un motivo más para que vuelva.  Todos los cultivadores de Lavilledieu consignaron, contra su voluntad, la cuota para financiar la expedición. Hervé Joncour inició los preparativos, y a comienzos de octubre estuvo listo para partir.
  • Creo que juntos idearon un plan para salvar a Hervé, pero para salvarlo de sí mismo, porque él estaba obsesionado,  obsesionado al punto que podía llegar a morir.  Entonces para salvarlo de sí mismo y no para evitar que la mujer se metiera, ni nada de eso, sino, para salvarlo de sí mismo y que se muriera de nostalgia  y que el hombre pudiera vivir en paz como un día llegó a sentirse.  En paz:   "Todo los sorprendía: incluso su felicidad. Cuando sentían nostalgia del silencio, volvían a Lavilledieu. Si se lo hubieran preguntado, Hervé Joncour habría respondido que vivirían así para siempre." 
  • Y me imaginé esta historia, porque sólo así puedo entender ese abrazo que ella le da a él llorando cuando se va.  Porque ya no tiene nada que hacer acá.  Él se va y Hervé no va a volver a viajar, o sea ya él hizo las paces consigo mismo,  entonces Baldabiou se marcha y Hélene sabe que se va una persona que ha sido muy grande en su vida, a él le va a deber todos los años de vida que le resten al lado de su esposo y toda la vida que les propició porque ellos no estaban destinados a ser las personas que fueron con esa vida tan sofisticada que describe el libro, de viajes y vacaciones por las más lindas ciudades de Europa. "Entonces Hélene hizo una cosa extraña. Se desprendió de Hervé Joncour y corrió detrás de él, hasta alcanzarlo, y lo abrazó, fuerte, y mientras lo abrazaba rompió a llorar. No lloraba nunca, Hélene."
  • Desde allí, para mí Baldabiou  ha sido el gran personaje que ha hecho tanto, mucho más de lo que leemos de manera puntual, y todo con su manera desenfadada de ser, como cuando Hervé le abre el corazón y le cuenta Todo lo que pasó en Japón, y él por toda respuesta le dice:  —¿Pero por qué diablos hace este frío de mierda?", como quien no quiere la cosa, aún cuando el relato le había tocado por dentro. "Le hizo daño oír, al final, que Hervé Joncour dijera quedo —Nunca oí ni siquiera su voz. Y después de una pausa —Es un dolor extraño. Quedo. —Morir de nostalgia por algo que no vivirás jamás."  para mí sin duda era un hombre más profundo de lo que aparentaba o de lo que se puede esperar.  Por su parte, sobre Hélene, considero que como esposa y amante de Hervé lo conocía más que él mismo y la prueba de esto es La carta.
  • Hervé Joncour no es mi personaje preferido, para mí era un "mono  c#r&te con suerte", que tuvo la suerte de que había gente lo quiso mucho y gracias a esa gente pudo tener la vida que tuvo.  A su favor diré que pienso que probablemente era un hombre muy carismático, que se ganaba el cariño y el respeto de la gente.  Es la única explicación que encuentro por la que  Baldabiou lo eligió y por la que Hara Kei no lo mató.   A cambio de eso, un niño fue ahorcado como ejemplo de lo que le pasa a los traidores y a él le dio un mensaje que decía —Vete, francés; y no vuelvas nunca más. 
  • La suerte acompañó a Hervé Joncour hasta el final de sus días y pienso que con los años él comprendió que no todo lo que tenía se lo merecía.  Para mí eso quedó claro cuando le temblaron las manos de celos por el comerciante inglés conversando con Hélene, sabiendo que él se había gastado lo propio y lo ajeno siguiendo una pasión alocada por una mujer exótica que encontró al otro la do del mundo, pero que todo su mundo personal se transformaría (tal como sucedió cuando ella murió), si Hélene hiciera lo mismo que él y se fuera a recorrer mundo a costa de perder el amor real, por uno imposible.   "Una tarde aceptaron la invitación de un barón italiano que festejaba su sexagésimo cumpleaños con una solemne cena en el Hotel Suisse. Estaban en el postre cuando la mirada de Hervé Joncour fue a dar a la de Hélène. Estaba sentada al otro lado de la mesa, al lado de un seductor caballero inglés que, curiosamente ostentaba en la solapa tight una coronita de pequeñas flores azules. Hervé Joncour lo vio inclinarse hacia Hélene y susurrarle alguna cosa en la oreja. Hélene se echó a reír de una manera bellísima, y riendo se ladeó ligeramente hacia el caballero inglés, llegando a rozarle con sus cabellos la espalda, en un gesto que no tenía ningún embarazo, sino sólo una desconcertante exactitud. Hervé Joncour bajó la mirada hacia el plato. No pudo menos que notar que su propia mano, aferrada a una cucharita de plata, estaba indudablemente temblando."

Hervé Joncour era un hombre con suerte, con suerte hasta el final de sus días y él lo sabía. 

"Hélas"

Seda | Alessandro Baricco | 1996

Un gran libro.  Sobre todo por la forma en que está escrito. Unos grandes compañeros de ruta en este gran viaje.  Muchas gracias amigas y amigos del Club de la Buena Estrella, leer junto a ustedes es uno de los regalos más grandes de mi vida. 

María Ofelia Zúniga 3 de julio de 2023
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