—Y el ganador es… La sed. —leyó Andrés con voz neutra mientras sostenía el sobre con los resultados de octubre.
—¡No puede ser! —exclamó Ricardo.
—¡Amaño! ¡Amaño! —gritó alguien más en su decepción por la derrota de El exorcista. Sé que lo dijo a manera de chiste, pero no dejé de irritarme. En la cabeza de un tipo obsesionado con el honor y la transparencia del proceso, acusaciones como esa no son cosa de broma. Ojalá todo volviera a ser como en los viejos tiempos, cuando el grupo entero aplaudía en respuesta al anuncio de un libro ganador, cualquiera que fuera.
De los catorce asistentes presenciales a la ceremonia de anuncio de los ganadores del pasado 16 de noviembre, cinco habían votado por el clásico de terror de William Peter Blatty, tres puntuamos mejor el libro de Marina Yuszczuk, y el resto había pasado de largo por la viñeta de Novela de Terror. Los demás participantes que inclinaron la balanza a favor de la escritora argentina con un contundente 65% de los votos, seguían el evento por medio de Google Meet. Fue así como la obra ganadora del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo 2021, también se agenció un lugar en el calendario de lecturas del Club de la Buena Estrella para este 2025.
Corría el mes de octubre de 2022 cuando descubrí La sed a través de una reseña literaria y propuse el libro por primera vez en nuestra viñeta de Misterio/Terror, pero aún no era su tiempo. Al año siguiente la viñeta se delimitó a cuentos de terror, por lo que en esa ocasión no me fue posible proponerlo. Su momento llegó el pasado mes de octubre, cuando los votos le dieron una victoria abrumadora, pese a que el barullo de los asistentes a la Gala hacía parecer que no gozaba de suficientes simpatías. En el Club de la Buena Estrella nos queremos muchísimo, pero quien piense que una elección de libros carece de pasión y efervescencia, no ha estado en uno de nuestros procesos.
¿Por qué propuse La sed?
Como les iba contando, La sed es un libro que ya había participado en alguna elección anterior, y que postulé en su momento porque me pareció una alternativa fresca, novedosa, escrita en nuestro idioma y ambientada en nuestra América Latina. Leí las primeras páginas de muestra y me quedé atrapado en su atmósfera impregnada de bellas metáforas y melancólicos lirismos. La primera parte abunda en descripciones, evocaciones y reflexiones que envuelven al lector y lo conducen a un cierre perturbador que lo deja enganchado al resto de la historia. La prosa de Marina Yuszczuk tenía algo del poder hipnótico que más adelante encontraría en uno de sus personajes protagónicos. Quería leer más. Ergo, la propuesta no fue solo para plantarle oposición a El exorcista😉.
Admito que también soy un convencido de que la literatura de terror debe venir acompañada de una buena cuota de belleza literaria, de cierta capacidad del lenguaje para hacer de lo terrible algo estético. Más allá del mito del monstruo de Frankenstein, la novela de Mary Shelley tiene descripciones de paisajes alpinos y reflexiones sobre la vida y la muerte que son profundamente poéticas. El cuervo de Edgar Allan Poe es un poema de terror en sí mismo. En los relatos como La caída de la Casa Usher, el lenguaje es casi musical, cargado de símbolos y belleza decadente. Y aunque se recuerda al Drácula de Bram Stoker por lo siniestro, muchas de las cartas y diarios en el libro tienen un estilo romántico y evocador de paisajes, castillos y atmósferas. Desde sus primeras páginas, La sed ya daba visos de tener esas credenciales.
Sinopsis
En dos épocas distintas, dos mujeres enfrentan miedos, soledad, mortalidad y un inquietante anhelo que no les permite descansar. una novela disruptiva que borra los límites del género, de manos de una de las nuevas voces más interesantes del gótico feminista en latinoamérica.
En el nuevo mundo por enésima vez recién descubierto de las mujeres, La sed se interna para poner una distancia: de menor a mayor, especie contra género en la taxonomía de los reinos. Una vampira llega a las costas de la Buenos Aires decimonónica para ver por segunda vez en su vida cómo las aldeas se vuelven una ciudad cosmopolita. Es el ocaso de las bacanales de sangre, de la Europa en que se puede matar y comer a destajo. Hay que adaptarse, mezclarse con los humanos, ser discreta. En el otro extremo de la novela, una mujer contemporánea pasea con su hijo por el cementerio de la Recoleta y vive un poco inquieta su modesta emancipación. El encuentro entre el mortal aburrimiento de la una y el gótico a destiempo de la otra desencadena la hermosa novela que deja caer todo el peso de la muerte tumultuosa del pasado porteño sobre las pasiones familiares en sordina del presente. Darwin dice que para los naturalistas, “las especies, cuando se cruzan, resultan especialmente dotadas de esterilidad, a fin de impedir la confusión”. Marina Yuszczuk demuestra que en la literatura, por suerte, es exactamente al revés. Los experimentos con lo monstruoso de Mary Shelley y con la astucia doméstica de Jane Austen, más que Drácula, están en el origen de la novela de especies que se niega a ser sólo novela de género.
«La sed te atrapa de forma inteligente con su melancólica prosa, su ambientación y su atmósfera inquietante. Antes de que te des cuenta, te lo habrás devorado. Un relato evocador que recuerda y subvierte la clásica novela gótica de vampiros. Una lectura fascinante.» Virginia Feito
Ficha del libro
Marco sociohistórico del libro La sed
Publicada en 2020 en Argentina, La sed aparece en un contexto donde la literatura latinoamericana contemporánea explora el terror y lo fantástico desde perspectivas feministas y de género. La novela pone en diálogo la historia argentina con la figura del vampiro, que aquí se vuelve metáfora de la memoria sangrienta y de la persistencia del deseo. También refleja una tendencia actual: el auge de la literatura de terror escrita por mujeres en América Latina, que reinterpreta monstruos clásicos desde la corporalidad, la maternidad, el dolor y la sexualidad. En ese marco, Yuszczuk recupera al vampiro no como monstruo ajeno, sino como parte de un linaje narrativo donde se entrelazan la violencia histórica y la violencia íntima.
El Club de la Buena Estrella y el género de terror
Los antecedentes demuestran que el Club de la Buena Estrella no es un grupo demasiado inclinado a la literatura de terror, pese a que tenemos en nuestro registro varias lecturas del género. Por nuestro programa ha desfilado Otra vuelta de tuerca de Henry James, Cuentos para leer al anochecer de Charles Dickens, Drácula de Bram Stoker, Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley, En las montañas de la locura y otros cuentos de Cthulhu y demás criaturas lovecraftianas. Sin embargo, ha quedado claro que la participación y la asistencia se erosionan cuando el terror asoma en nuestro calendario. En la última elección, apenas recibimos dos propuestas en Novela de Terror y hubo menos votantes que en los otros géneros. De hecho, algunos miembros anularon su voto poniendo cero estrellas a los dos libros en contienda. En consecuencia, e interpretando el comportamiento de los votantes, el terror no tendrá una viñeta propia en el CBE para 2026. La sed será una lectura especial, por cuanto estaremos despidiendo el género hasta nuevo aviso.
Sin embargo debemos reconocer que así como algunos de nuestros miembros ven con recelo el género de terror, también hay en el grupo una entusiasta minoría que persiste en la búsqueda de “verdadero” terror en sus propuestas de lectura, sin que hasta ahora hayan alcanzado sus expectativas. Me parece que tengo algo que compartir con ambas corrientes.
- A quienes miran con recelo el género de terror:
Entiendo su posición, el terror puede tocar fibras sensibles. A veces lo desconocido, lo demoníaco, lo violento y lo corporal, pueden entrar en conflicto con las creencias religiosas de algunos o poner el dedo en la llaga de traumáticas experiencias personales. No hay nada de malo en preferir no leerlo, yo mismo tengo ciertos límites que prefiero no transgredir. No olvidemos que en principio leemos por placer. Pero… Déjenme decirles que es muy probable que nos estemos perdiendo algo valioso. Las buenas novelas de terror no solo buscan asustar, sino también poner el foco en los temores y las ansiedades colectivas de un determinado momento histórico. En el gótico europeo pudo ser la decadencia de la aristocracia, el cuestionamiento de los credos tradicionalmente aceptados o la sexualidad reprimida; en América Latina puede encontrar sus orígenes en nuestra rica tradición de mitos y leyendas, en la memoria de la violencia y en las víctimas de nuestra convulsa historia. En tiempos más recientes puede ser la fragilidad de la cotidianidad y de la vida misma ante brutales acontecimientos como la pandemia. A menudo relatar lo monstruoso, lo oculto y lo incomprensible, es solo otra forma de hablar de lo humano, de pensarnos como sociedad y de reconocer lo que tememos y lo que negamos. Al evitar este género, dejamos fuera esas metáforas poderosas que nos pueden dar otra perspectiva de la injusticia, la represión, la soledad, el duelo, la vida y la muerte. Quien lo lee con apertura, en cambio, puede descubrir una dimensión nueva de la literatura.
- A quienes buscan un “verdadero” terror:
Es natural que quienes votaron por El exorcista busquen en la literatura una experiencia similar a la que alguna vez provocó su adaptación cinematográfica. Pero el terror literario rara vez funciona con los sobresaltos y el espanto inmediato de una película; es más lento, atmosférico, reflexivo. Más que un golpe de adrenalina, la literatura de terror brinda incomodidad persistente, preguntas perturbadoras y atmósferas inquietantes. No siempre se trata de quedar paralizado del miedo por lo sobrenatural, sino de reconocer los aspectos sombríos del propio ser humano. Hoy en día también nos condiciona el hecho de que nuestra sociedad adolece de un alto grado de insensibilización. Estamos expuestos diariamente a imágenes crudas en noticieros, series, redes sociales y videojuegos, lo que eleva el umbral de impacto. Lo que antes helaba la sangre ahora parece poco frente a la sobreexposición a violencia explícita y emociones intensas.
Quizá más adelante vuelva la viñeta de Terror, pero hasta que eso ocurra, El exorcista deberá esperar a ser acomodado en alguna otra viñeta para 2027 y a ganarse más adeptos al interior del club para que los votos lo acompañen. Entretanto, quedan todos cordialmente invitados a sumarse a la lectura de La sed, nuestro libro para este mes de octubre en el Club de la Buena Estrella.
¿Por qué leer La sed?
- Porque ofrece una mirada fresca del mito del vampiro, trasladado a escenarios latinoamericanos, alejados del folclore europeo tradicional.
- Porque mezcla terror, duelo, deseo y memoria histórica, en una narrativa que incomoda pero también atrapa con belleza lírica.
- Porque dialoga con lo universal (el mito del vampiro) desde lo local (la historia argentina, la epidemia de fiebre amarilla y los espacios cotidianos de Buenos Aires).
- Porque es parte de un movimiento más amplio: la literatura de terror escrita por mujeres en América Latina, que hoy vive un auge y aporta nuevas miradas al género.
- Porque Yuszczuk escribe con un estilo poético y sensorial, que en este libro va impregnado de un duelo personal de la autora y que puede conectar con las experiencias recientes de varios de nosotros en el club.
Metas de lectura
Breve biografía de la autora
Marina Yuszczuk (Quilmes, Argentina, 1978) es una escritora, periodista y editora argentina. Directora y fundadora de la editorial Rosa Iceberg, es autora de cuatro novelas, dos libros de cuentos y siete poemarios. En 2021, su segunda novela, La sed (2020), la convirtió en la primera ganadora del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo.
En 1984 se radicó en Bahía Blanca, donde se licenció en Letras por la Universidad Nacional del Sur. En la Universidad Nacional de La Plata se doctoró en Letras. Escribió reseñas de cine, series de televisión y literatura en diferentes medios gráficos. En 2004 publicó su primer libro, Guía práctica de las mariposas. En 2012 publicó el libro de poemas Lo que la gente hace, al que le siguió El cuidado de las manos (2012), Madre soltera (2014) y La ola de frío polar (2015), también poemarios. En 2017 publicó La inocencia, su primera novela, y Los arreglos, su primer libro de cuentos. Ese mismo año fundó la editorial Rosa Iceberg, de la que es directora editorial. En 2019, publicó su segundo libro de cuentos, ¿Alguien será feliz? En 2020, publicó su segunda novela, La sed. En 2021, la obra obtuvo el primer premio de la primera edición del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo. Además, fue finalista del Premio Fundación Medifé-Filba 2021. En 2022, Yuszczuk publicó su tercera novela, Para que sepan que vinimos. En abril de 2025, publicó Historia natural, su cuarta novela, que reimagina los orígenes del Museo de La Plata.
La sed | Marina Yuszczuk